lunes, 14 de febrero de 2011

LOS PROBLEMAS MONETARIOS

 

El estado Haitiano, tenía su sede administrativa en Puerto Príncipe, capital de la República.

En Santo Domingo y otras ciudades importantes de la parte este de la isla, solo existían cajas de recaudaciones cuyos fondos periódicamente tenían que ser remitidos a la ciudad capital. Cuando  las autoridades haitianas abandonaron nuestro país en marzo del 1844, el recién surgido gobierno dominicano que tomo el nombre de Junta Central Gubernativa, apenas encontró en las cajas la suma de $6,086.64 pesos fuertes y $5,093.77 en moneda haitiana.  El único tesoro existente, era el medio circulante en moneda haitiana, aunque muchos comerciantes importantes mantenían siempre en sus arcas monedas extranjeras que eran utilizadas para cubrir sus transacciones en caso de necesidad.

El primer gran problema económico que enfrentaron las autoridades fue el de crear una moneda nacional para poder retirar de la circulación la moneda haitiana, cuestión que fue asumida por la Junta Central Gubernativa el 29 de agosto del 1844, mediante decreto que ordeno una emisión monetaria de 150 mil pesos en moneda dominicana. Con posterioridad a esta primera emisión de billetes, se ordeno otra en moneda metálica de cobre ascendente a 50 mil pesos.

 

Mientras las emisiones de efectuaban para hacer frente a los gastos de la guerra con Haití que inmediatamente se desato, el gobierno tomo préstamo del comercio local de 12 mil pesos fuertes y $95,591.77 en moneda haitiana.

No hay indicios documentales que permitan aclarar cuales elementos fueron tomados en cuenta para determinar el monto de esa primera emisión monetaria, pero lo que sí es evidente es que el peso dominicano nació devaluado, y que la especulación monetaria se constituyo en uno de los más fructíferos negocios de aquella época.

Las especulaciones sobre la economía dominicana, se tornaba me manera deplorable, según David Porter, quien fue enviado  por el gobierno de Estados Unidos. A la cabeza de esa especulación monetaria marchaban los comerciantes importadores y exportadores, en gran parte de origen judío.

 

 

 

 

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